Gran dolor en nuestra gran familia.


El Club de Leones Shangrilá, el comité organizador de la Criolla Internacional del Parque Roosevelt, amigos y vecinos acompañan con profundo dolor a nuestro querido compañero, hermano y amigo Gustavo González, a su esposa Ana María, y a su hijo Marcelo tras el injusto fallecimiento de su hijo menor Diego González Calero.

Diego supo ser un gran amigo, compañero y colaborador permanente de toda nuestra familia leonística. Apasionado seguidor, incesante y pilar fundamental de la vocación de servicio de sus padres durante las semanas criollas del parque Roosevelt y todas las actividades vinculadas al Club de Leones.

Perdimos al hijo de quien supo ser durante los dos últimos períodos un gran Presidente en nuestro Club y actual presidente del comité de la Criolla del Parque Roosevelt. Pero más aún, hemos perdido a un hijo de nuestra familia leonística, una persona de una intachable conducta, de principios y valores morales increíbles, con muchos sueños por concretar.

Quienes conocemos a Gustavo y Ana, sabemos bien lo que representa su familia, la educación que han logrado en sus hijos y la calidad de personas que han demostrado ser sus hijos gracias a su ejemplo y ocupación constante por su bienestar. En múltiples ocasiones hemos sido testigos del orgullo con que Gustavo y Ana acompañaron el crecimiento personal y profesional de sus dos hijos y como apoyaron cada decisión de ellos.

Diego tenía tan solo 25 años. Disfrutó cada minuto de su vida. Deportista por excelencia, apasionado por el baile, incansable luchador por concretar sus sueños, logró radicarse en Chile y añorar muchos sueños más, los cuales fueron truncados por un irresponsable en circunstancias muy confusas y que queremos se aclaren a la brevedad.

Queremos que la justicia investigue y aclare el hecho condenando al responsable de esta injusta muerte. No descansaremos hasta que así sea.

Repudiamos todas las versiones de prensa que han manejado hipótesis relacionadas con el robo, agresiones físicas, y demás comentarios lamentables que no hacen más que dañar a esta gran familia y la memoria de nuestro querido Diego, intimándolos a que se rectifiquen.
Todos los amigos de esta hermosa familia acompañaremos en el sufrimiento, buscando consuelo y la resignación, confiados en que Diego está en buenas manos, mirándonos desde arriba con su fresca sonrisa, descansando en paz y satisfecho por haber demostrado ser una persona ejemplar para cada uno de nosotros. 

Hoy uno de los eslabones de nuestra cadena se ha debilitado con el trágico hecho, pero sigue siendo del más puro metal, está más firme que nunca y con mucha esperanza de que se haga justicia.



Vaya desde aquí nuestro abrazo fraterno a toda la familia y a nuestro compañero Ignacio Matonti, primo hermano y gran amigo de Diego.

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